Es probable que a su alrededor encuentre personas de 50, 60, 70 y más años que constantemente acuden a programas de capacitaciones. Ello responde a una necesidad por mantenerse vigentes. Conozca cuáles son esos beneficios psíquicos, físicos y anímicos que se adquieren con el entrenamiento mental
Para aprender no hay límite de edad, así está comprobado científicamente. Siempre -salvo cuadros clínicos especiales- es posible instruirse en algo nuevo. Conforme la edad avanza, este comportamiento normal se convierte en una necesidad. De allí que es muy probable que a su alrededor encuentre personas de 50, 60, 70 y más años que constantemente acuden a cursos, charlas, seminarios, talleres e, incluso, a programas de posgrados. Suelen ser personas optimistas que buscan innovar y tener vigencia en la sociedad. El área del aprendizaje dependerá del interés de cada individuo.
Revista Seniors entrevistó a expertos en las áreas de Capacitación, Educación y Psicología para conocer cuáles son los principales beneficios del aprendizaje dirigido en este grupo etario. Sus respuestas se resumen en los siguientes puntos:
1.- SE EJERCITA EL CEREBRO
La Psicología atribuye a la “plasticidad cerebral” la capacidad del cerebro humano para adaptarse a cambios en el ambiente interno o externo. José Herrera Rodríguez, quien ha ejercido la docencia por más de 30 años en la formación de psicólogos y educadores en varios países de Latinoamérica, explica que con el paso de los años el comportamiento neuronal adquiere otros matices. “No quiere decir que desaparece la capacidad de aprendizaje, sino que lo que se aprende es diferente”, sostiene.
Es necesario comprender que ejercitar el cerebro hace que la persona se mantenga activa, con deseos de vivir y de ser feliz. “Finalmente, en nuestra vida todo lo que hagamos debe ser porque nos hace felices y creo que esto se puede lograr en cualquier momento”, puntualiza Herrera, quien posee un doctorado en Ciencias Pedagógicas y se desempeña como Director de la carrera de Educación Especial de la Universidad Nacional de Educación (UNAE), en Ecuador.
De allí que capacitarse en oficios, actividades manuales, conocimientos técnicos, iniciar una carrera universitaria o continuar con estudios de cuarto nivel después de los 50, es positivo. Lo que hay que hacer es identificar las características de cada individuo para trabajar y potenciarlas. Se trata de un proceso que desde la ciencia de la Educación parte del concepto conocido como “zona de desarrollo próximo”, investigado por Lev Vygotski (1931) y que analiza la interacción entre personas que ya dominan un conocimiento o habilidad, con otras que están en proceso de adquirir el aprendizaje.
Hay que considerar que el tema del desarrollo y de los aprendizajes es muy casuístico, es decir, que no todos nos comportamos de igual forma. Este comportamiento cerebral está desarrollado con el estilo de vida de las personas, con el momento que vive, lo que vivió y con las perspectivas que tenga del desarrollo y de la vida, refiere Herrera.
2.- SE MANTIENE EL INTERÉS POR SER PRODUCTIVOS
Quienes deciden continuar activos suelen tener condicionamientos tácitos antes de inscribirse en cursos o seminarios. Por ejemplo, prefieren adquirir conocimientos que les permitan contribuir en la prevención de su estado de salud, así como para emprender alguna actividad dentro de su círculo de amigos y familiares, pero también tienen reparos con la tecnología. Así refiere Galo Ruiz, gerente del Centro de Reuniones y Capacitaciones de Guayaquil. Ruiz explica que si bien la demanda de cursos entre los seniors es conservadora, representan un potencial mercado por atender. El perfil de estas personas sigue ciertos patrones que permiten desarrollar estrategias de direccionamiento entre las empresas proveedoras de capacitaciones.
En términos generales, agrega Ruiz, las personas de más de 50 años de edad interesadas en programas formativos se caracterizan porque:
- Pueden tener o no una carrera profesional.
- Prefieren clases presenciales, antes que virtuales.
- Están jubilados o en proceso de iniciar una vida cesante.
- No se llevan bien con la tecnología, pero muestran interés por aprender de ella.
- Los temas que más les atrae son aquellos relacionados con el cuidado de la salud, alimentación y gastronomía.
Entre los seniors hay subgrupos interesados en temáticas de Administración y generalmente ocupan cargos de mandos medios en diferentes organizaciones o son emprendedores en marcha. Se caracterizan porque:
- Generalmente tienen una carrera profesional y estudios de postgrado.
- Están más relacionados con la tecnología, por lo tanto sus jornadas de aprendizaje incluyen plataformas digitales.
- Los conocimientos los adquiere para mejorar su rendimiento empresarial.
La salud mental y el bienestar emocional tienen la misma importancia en la edad mayor que en cualquier otro periodo de la vida. Los trastornos neuropsiquiátricos representan el 6,6% de la discapacidad total en este grupo etario y aproximadamente un 15% de los adultos de 60 años o más sufren algún trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud, refiere Laura Cassagne, Psicóloga clínica y magíster en Gerencia en Salud.
Pero esas estadísticas pueden ser contrarrestadas. La principal recomendación de Cassagne es mantener actividades físicas y mentales. Mientras el adulto mayor continúe con este ritmo constante de aprendizaje, su autoestima se mantendrá en un nivel recomendado y los episodios de depresión serán mínimos o nulos. Al acceder a algún plan de estudios hay una serie de beneficios que Cassagne destaca, entre ellos:
- Prevención del trastorno de Demencia (Alzheimer).
- Alto sentido de sentirse útil.
- Adecuada Salud Mental (el contacto con más personas ayudará a establecer mayor contacto a nivel neuronal, por ende a mantener un estado emocionalmente placentero).
Es necesario comprender también que existe algo llamado DEMAE (Deterioro de la Memoria Asociado a la Edad) que empieza a partir de los 50 años. Algunos autores lo asocian a la vejez y a factores de riesgo como tabaquismo, alcohol, hipertensión arterial, antecedente de trauma craneal, enfermedad tiroidea, uso de drogas y bajo nivel de educación. No obstante está fuertemente asociado a la ansiedad y la depresión.