Irene O’Shea, Yuichiro Miura, Paddy Jones, Georgina Harwood, Jim Martin, Baltazar Uscha y otros desafían su condición de adultos mayores e, incluso, centenarios, en actividades extremas como paracaidismo, alpinismo, buceo y otras.
Yuichiro Miura cumplirá 87 años el próximo 12 de octubre y empezó este año en las alturas. Luego de celebrar el advenimiento de 2019, este alpinista japonés se embarcó en un avión desde su natal Aomori y se dirigió hacia Mendoza, Argentina, para escalar por segunda vez el monte Aconcagua, de 6.960 metros de altura. La primera vez que lo hizo fue en 1989. Su pasión por los desafíos extremos la heredó de su padre Keizo Miura, quien falleció en 2006, a un mes de cumplir 102 años.
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De hecho, fue su influencia la que le permitió volver a la conquista de montañas, luego de un letargo de 33 años en los que se deprimió y descuidó su salud cuando 6 de sus compañeros murieron al descender el Everest el 6 de mayo de 1970. Yuichiro enfermó de diabetes, corazón y riñones durante los años que no escaló. Pero al ver en 2003 que su padre, de entonces 99 años, bajó en esquíes el macizo francés Mont Blanc (conocido también como la “montaña maldita”), retomó el alpinismo y nuevamente conquistó la cima del Everest. Hace 8 años fue la tercera y última vez que Yuichiro subió los 8.848 metros de la montaña más alta del mundo.
Su renacer bloqueó cualquier limitación, tanto que escaló luego de haber sido operado dos veces del corazón y sufrir un infarto. En múltiples entrevistas, Miura sostiene que mucho tiene que ver la actitud mental. Esa misma lo deprimió durante 33 años y es la que ahora no lo detiene, pese a sus dolencias como una fractura de pelvis que sufrió en 2009 mientras esquiaba. Por eso, para evitar cualquier inconveniente lo acompaña la doctora Kazue Ochiro, especialista en medicina de montaña.
Según él, ahora su alimentación es orgánica. Su desayuno lo basa en soya, sopas, huevos, pescado y arroz cocido. Miura consume 500 gramos de carne a la semana y, además, mantiene un ritmo de vida relajado. Sobre la actitud mental de Miura, la psiquiatra María del Carmen García sostiene que “tiene que ver mucho con la resiliencia de cada persona. Es decir a la capacidad de los individuos para adaptarse a situaciones adversas”.
Por una noble causa
Irene O’Shea también tiene una motivación. La australiana, nacida el 30 de mayo de 1916 en Adelaida, salta en paracaídas para recaudar fondos, a través de la página GoFundMe, con el objetivo de facilitar las investigaciones de especialistas en enfermedades neurodegenerativas. Sheldagh Fitzhenry, la hija de Irene, falleció hace una década por esclerosis lateral amiotrófica, conocida también como enfermedad de Lou Gehrig. García, psiquiatra quien labora en el área de residencia del Instituto de Neurociencias, considera que “los adultos mayores quizás están más expuestos a eventos que marquen sus vidas, pero en lugar de caer en depresión, se motivan (como ocurre con O’Shea)”. Agrega que “la resiliencia se desarrolla desde edades tempranas y dependiendo de eso cuando son adultos mayores son capaces de afrontar situaciones difíciles como las pérdidas”.
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Sheldagh tenía 67 años y su deceso motivó a su madre a lanzarse en paracaídas. La última vez que lo hizo fue el 10 de diciembre pasado a los 102 años y 193 días en Langhorne Creek, una ciudad al sur de Australia. Con su hazaña, Irene, quien tiene 5 nietos y 11 biznietos, consiguió el Record Guinness como la paracaidista más longeva del mundo por encima de Kenny Meyer, quien tenía 21 días menos que Irene cuando él saltó en Nueva Jersey. Además, la intrépida bisabuela que ya había saltado cuando cumplió 100 y 101 años, descendió 14.000 pies de altura a una velocidad de 220 kilómetros por hora, atada a su instructor Jed Smith, un paramédico de 24 años. El psicológo clínico Paul Ycaza explica que “las actividades físicas hacen que el cuerpo segregue adrenalina la cual produce beneficios en la regulación de procesos emocionales”.
Sucede con Sarah Patricia Jones, de 84 años, quien baila salsa acrobática desde que falleció su esposo en 2003. Conocida como Paddy, es uno de los adultos mayores más mediáticos debido a su participación en Britain’s got talent en 2014 junto a su instructor Nico Espinosa, 40 años menor que ella. Sin embargo, su transitar por los realities empezó en 2009 cuando ganó en ‘Tu sí que vales’, en España. Nacida el 1 de julio de 1934 en Stourbridge, Paddy aprendió danza clásica cuando tenía dos años de edad y la dejó 20 años después al casarse con David Jones. Paddy sí ha pasado por sustos físicos debido a los riesgos de sus rutinas.
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En mayo de 2014 se fracturó las costillas en un ensayo y anunció que se retiraba del Britain’s got talent, pero recuperó y volvió.
Hábitos sanos son clave
Y es que para escalar montañas, saltar en paracaídas o realizar acrobacias como adulto mayor se necesita de un gran estado físico, que cronológicamente tiende a deteriorarse. Solanda Tolstige, médico general, explica que “que “se requiere de un estilo de vida sano desde la juventud. Es decir, hábitos alimenticios y constante actividad física, además de constantes chequeos médicos”.
Son personas que saben adaptarse a situaciones adversas, a través de la resiliencia forjada desde la niñez.
La profesional afirma que si un adulto mayor no ha tenido una juventud activa, sino sedentaria, difícilmente podrá someterse a proezas como escalar montañas, lanzarse de paracaídas o bailar acrobáticamente. “Los adultos mayores necesitan evaluaciones permanentes porque son más propensos a los infartos y a fracturas, especialmente de caderas que, incluso, pueden tener complicaciones mortales.
Además de dolencias cardiovasculares (como el caso de Miura) y respiratorias, este grupo de personas pueden padecer males crónicos como hepatopías y falas renales”. “Cualquier individuo que se someta a grandes alturas experimentará un aumento en la frecuencia cardiaca por la necesidad de oxígeno adicional al que se recibe en el llano. Esto es más evidente en personas mayores. Además, los latidos varían según la actividad física que el individuo
haya tenido. Por eso se requieren estudios contínuos. Todo tiene que ver con el estilo de vida que haya llevado en su juventud y su actitud mental”, concluye Solstige.
Las actividades físicas producen mayor segregación de adrenalina que regula las emociones de los adultos mayores
En el caso del alpinismo, los expertos estiman que físicamente el cuerpo de una persona que se encuentra a más de 6 mil metros de altura se siente como el de alguien 70 años mayor de la edad que tiene. Ocurre porque a esas alturas, el nivel de oxígeno (una tercera parte comparado con el nivel del mar) complica la respiración y funciones motrices.
Desafiando a los tiburones
A sus 103 años la sudafricana Georgina Harwood no solo ha saltado en paracaídas tres veces, pues cuando llegó al centenario de vida lo festejó buceando con tiburones en una jaula. En marzo de 2015 se vistió con un traje negro de neopreno (un caucho sintético que permite al usuario adaptarse a todo tipo de temperaturas) y con la ayuda varios expertos se sumergió en el océano Atlántico del lado de Cape Town, Sudáfrica.
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Descendió en una caja enrejada, mientras algunas personas echaban pescado hacia los esqualos. En las alturas, la primera experiencia fue cuando tenía 92 en 2008. Repitió la proeza un lustro después cuando cumplió los 97. El estadounidense Jim ‘Pee Wee’ Martin, un ex combatiente de la II Guerra Mundial quien ahora tiene 97 años, recordó su participación en el Día D del 6 de junio de 1944.
Aquel día formó parte de la Operación Overlod, que consistía en realizar un gran desembarco en las playas de Normandía, al noroeste de Francia, como estrategia para abrir un nuevo frente en la Europa Occidental y reducir el dominio alemán. Martin tenía 24 años cuando participó de esta operación y esperó siete décadas para recrear su hazaña en el mismo lugar. Tal como lo hizo en el conflicto bélico, Martin, quien era miembro de la división 101 de aerotransportación estadounidense, se lanzó de un paracaídas, solo que lo hizo a los 93 años de edad.
Nuestro último hielero del Chimborazo
Ecuador también tu adulto mayor asombroso. Se trata de Baltazar Ushca Tenesaca, quien a sus 75 años, aún sube al inactivo volcán Chimborazo, que mide 6.263 metros, para extraer unos 22 kilos de hielo, y venderlos en el mercado La Merced, en Riobamba. Acompañado por su asno, su 1,50 metros de estatura se agiganta para conquistar el Chimborazo los martes y viernes en un trayecto que le representan 5 o 7 horas, dependiendo de las condiciones climáticas. Conduce el hielo en 8 a 10 bloques que envuelve con la paja que recolecta en el páramo para mantener su temperatura.
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El último hielero del chimborazo
Le dicen El último hielero del Chimborazo porque durante los 60 años que ha realizado esta actividad se ha quedado solo. En sus inicios cuando era un adolescente de 15 años, iba con 40 personas, entre ellos, sus hermanos Gregorio y Juan. Por la tenacidad de enfrentar lluvias, intenso sol y fuertes vientos, Uscha, quien recién aprendió a leer y escribir en 2017, ha inspirado a cineastas para realizar los documentales ‘Los hieleros del Chimborazo’ (1980) y ‘Baltazar Ushca, el tiempo congelado’ (2008).
La doctora Solanda Tolstige sostiene que el cuerpo de Ushca se ha adaptado a los bruscos cambios climáticos debido a ese trabajo arduo desde su adolescencia.
Los hábitos sanos de alimentación y estilo de vida, sin excesos, les permite adquirir resistencia en edad avanzada.
Son adultos mayores asombrosos, que viven de la adrenalina que les generan los riesgos y actividades extremas. Aquella actitud dista mucho del sendentarismo que incluso viven personas con la mitad de sus edades. Para Miura O’Shea, Jones, Harwood, Martin y otros, solo el cielo es el límite, y la voluntad de Dios.